Entre julio y septiembre de 2024, Japón experimentó un modesto aumento económico del 0,2% en relación con el trimestre previo. Este crecimiento fue en gran parte gracias a un incremento en el consumo de los hogares, lo que ayudó al país a superar los retos económicos enfrentados en los primeros dos trimestres del año, cuando su Producto Interno Bruto (PIB) mostró reducciones.
Este crecimiento intertrimestral modesto ocurrió después de una serie de desafíos económicos que Japón ha enfrentado a lo largo de 2024, especialmente en lo referente al consumo y la inversión. El consumo de los hogares, en particular, se ha destacado como uno de los principales impulsores del repunte económico durante este lapso. Esto se debe a que revitalizar la demanda interna ha sido fundamental para mejorar las perspectivas de crecimiento tras un primer semestre poco favorable. De hecho, en el periodo anterior, el PIB japonés había disminuido un 0,6%, pero con el incremento de actividad durante los meses de verano, la economía logró reflejar un pequeño repunte.
El incremento anual también reflejó una tendencia al alza, alcanzando un crecimiento del 0,3% en comparación con el mismo trimestre del año pasado. A pesar de este avance, la economía japonesa continúa enfrentando diversos retos estructurales, como la falta de mano de obra y una inflación que, aunque leve, sigue impactando el poder adquisitivo de los consumidores. La estabilidad del consumo es fundamental, ya que Japón depende en gran medida de su mercado interno debido a la menor demanda externa.
El crecimiento interanual también mostró una tendencia positiva, alcanzando un aumento del 0,3% respecto al mismo trimestre del año anterior. A pesar de este crecimiento, la economía japonesa sigue enfrentando una serie de desafíos estructurales, incluyendo la escasez de mano de obra y una inflación que, aunque moderada, sigue afectando el poder adquisitivo de los consumidores. La estabilización del consumo es clave, ya que Japón depende en gran medida de su mercado interno debido a la menor demanda externa.
El panorama económico de Japón también ha sido afectado por la evolución del mercado laboral y las políticas gubernamentales en términos de estímulos económicos. Las tasas de interés muy bajas, impulsadas por el Banco de Japón, han sido un intento de aliviar las presiones sobre la economía interna, pero el impacto de estas políticas no ha sido tan pronunciado como se esperaba, lo que indica que el país aún lucha por encontrar un equilibrio económico en medio de la incertidumbre global.
Además, la situación geopolítica y las tensiones en los mercados internacionales han tenido un efecto moderado en las perspectivas de crecimiento económico del país. Japón, como una economía orientada a la exportación, está expuesto a fluctuaciones en la demanda de sus productos, especialmente en sectores clave como la tecnología y los automóviles, que dependen en gran medida de la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
A pesar de estos desafíos, la estabilidad relativa del consumo interno y el crecimiento del PIB en el tercer trimestre ofrecen señales de que Japón podría experimentar una recuperación más sostenida a lo largo de los próximos meses, siempre y cuando se mantengan las condiciones favorables para el gasto de los consumidores y el crecimiento en el sector servicios.